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Los mitos griegos que están bloqueando un acuerdo

Posiblemente el mito más peligroso de todos es que las reformas acordadas bajo coacción funcionan. Esto rara vez resulta cierto.

Por: Martin Wolf | Publicado: Miércoles 22 de abril de 2015 a las 04:00 hrs.
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La épica griega continúa. Y no va a terminar bien si las personas involucradas no reconocen que se están aferrando a mitos. Aquí hay seis, cada uno de los cuales plantea obstáculos intelectuales y emocionales a alcanzar una solución.


Una salida de Grecia ayudaría a la eurozona: "¿Nadie podrá librarme de este turbulento sacerdote?" Esta es la pregunta que Enrique II supuestamente habría realizado respecto del arzobispo Thomas Becket. Wolfgang Schäuble, el ministro de Hacienda de Alemania, debe pensar lo mismo respecto de sus socios griegos. Para el rey inglés, sin embargo, la gratificación de este deseo fue un desastre.


Algo similar podría ser cierto si Grecia abandona el euro. Sí, es verdad que si Grecia sufre calamitosas consecuencias después de su salida, las campañas populistas en otras economías serían menos efectivas. Pero la adhesión al euro dejaría de ser irrevocable. Cada crisis podría desencadenar la especulación desestabilizadora.


Una salida de Grecia ayudaría Grecia: Muchos creen que un nuevo dracma debilitado ofrece un camino sin dolor a la prosperidad. Pero esto sólo es probable que sea cierto si la economía puede ampliar fácilmente su producción de bienes y servicios competitivos a nivel internacional. Grecia no puede. Y es probable que las consecuencias inmediatas incluyan controles de tipo de cambio, defaults, el fin del crédito externo, y más turbulencia política. El dinero estable cuenta para algo, sobre todo en un país mal administrado. Dejarlo ir tiene un costo.


Es culpa de Grecia: Nadie fue obligado a prestarle a Grecia. Inicialmente, los prestamistas privados estaban dispuestos a prestar al gobierno griego en los mismos términos que al gobierno alemán. Sin embargo, la naturaleza de las políticas griegas, elocuentemente descrita en "The 13th Labour of Hercules" de Yannis Palaiologos", no era ningún secreto.


Después, en 2010, se hizo evidente que el dinero no sería saldado. Los gobiernos (y el Fondo Monetario Internacional) decidieron rescatar a los acreedores privados refinanciando Grecia. De este modo, comenzó el juego de "ignorar y extender". Los prestamistas estúpidos pierden dinero. Siempre ha sido así. Y todavía hoy es así.


Grecia no ha hecho nada: Grecia ha sufrido un enorme ajuste de sus posiciones fiscales y externas. Entre 2009 y 2014, el saldo presupuestario primario (antes de intereses) se ajustó en 12% del Producto Interno Bruto, el déficit fiscal estructural en 20% del PIB y la balanza de cuenta corriente en 12% del PIB.


Entre el primer trimestre de 2008 y el último de 2013, el gasto real de la economía griega se redujo 35% y el PIB, en 27%, mientras que el desempleo alcanzó el 28% de la fuerza laboral.


Los griegos pagarán: Este mito se deriva en parte de la negativa a reconocer los costos hundidos. El crédito incobrable y el ajuste a la cesación de ese crédito se encuentran en el pasado. Lo que no se sabe es si los griegos dedicarán las próximas décadas a pagar una montaña de préstamos que no deberían haber sido hechos.


Lo que hace esto mucho peor es que la carga de la deuda se ha duplicado en relación al PIB, pese a la reestructuración, desde la crisis. El perdón es inevitable. De hecho, un informe del Centre for Economic Policy Research señala que el exceso de deuda afecta a toda la zona euro, no sólo a Grecia.


El default implica una salida de Grecia: Un sexto mito es que si Grecia cae en default, tendría que crear una nueva moneda y dejar la zona euro. Es posible que si el gobierno griego incumple, los bancos griegos no se considerarían elegibles para la Asistencia de Préstamos de Emergencia del banco central griego.


De ser así, los bancos casi seguro que impondrían un freno a los retiros. Incluso podría haber una parada en los pagos.


Algunos argumentan que el BCE ya no tiene más derecho a dejar de actuar como prestamista de última instancia en relación a los bancos griegos que el que tiene la Reserva Federal para dejar de prestar a los bancos en Detroit después de que la ciudad se declarara en default.


Pero hay una diferencia. Ningún banco estadounidense estaba tan expuesto a Detroit como para hacerse insolvente por su default. Pero en la zona euro, que cuenta con 19 mercados bancarios separados, un incumplimiento por parte de un gobierno nacional podría llevar a la bancarrota a los bancos nacionales.


El BCE no debería prestar a los bancos claramente insolventes. La pregunta entonces sería cómo responder. Podría ser posible manejar la economía griega con el funcionamiento restringido de sus bancos. Un gobierno griego privado de fondos podría financiar su gasto con pagarés que aceptaría a cambio de obligaciones a sí mismo. Si bien esto no es deseable, sería posible.


La caída de estos mitos no es una solución satisfactoria. Pero sería un comienzo. Un acuerdo que incluya una reducción permanente de la carga de deuda después de que se completen las reformas al funcionamiento de la economía y la política griega sería el mejor resultado.


Un séptimo mito -posiblemente el más peligroso de todos- es que las reformas acordadas bajo coacción funcionan. Rara vez lo hacen.


Si no se puede llegar a un acuerdo, el resultado menos malo podría ser aceptar la realidad del default y dejar que Grecia decida qué hacer. Eso sería seguramente un mal resultado. Pero, ¿quién tiene esperanzas ahora en uno mejor?

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